Cuando estudiamos los textos tradicionales del yoga: Yoga Sutras de Patanjali, Upanishads, Goraksasataka, Hatha Yoga Pradipika entre otros, los llamadas asanas del yoga moderno no siempre están presentes y, cuando lo están, tienen un papel secundario en la práctica del yoga. El trabajo sobre el control de la respiración y la concentración, así como las técnicas de purificación tienen un papel mucho más importante.

Una gran parte de los asanas que hoy en día practicamos en una clase de yoga ya estaban descritos en manuales de gimnasia del norte de Europa a principios del siglo XX. Así lo podemos ver en el libro Primary Gimnastics, de Neiels Bukh.

Imagen del libro Primary Gymnastics de Neiels Bukh

Vivekananda, el responsable de que el yoga llegara a los Estados Unidos

El Yoga empezó a ganar popularidad en occidente a finales del siglo XIX. Este era un yoga muy influenciado por los principios religiosos y espirituales de occidente mismo, cosa que suponía una fractura radical con respecto a los antiguos linajes del yoga en India. De la primera ola de yogis que llegaron a occidente, destacamos a Swami Vivekananda, quien hizo una introducción al hinduismo en el congreso mundial de las religiones que tuvo lugar en Estados Unidos en 1893. Vivekananda rechazaba el hatha yoga, pero esto no quiere decir que la práctica física no fuera aceptada por otros gurús en India.

Los asanas modernos

Una de las figuras más importantes que nos enseñó los asanas modernos fue T. Krishnamacharya (1888-1989), que estudió en el instituto Kuvalayananda en los años 1930 y enseñó a maestros tan conocidos como B.K.S. Iyengar, K. Pattabhhi Jois, Indra Devi y T.K.V. Desikachar. Krishnamacharya era un gran conocedor de las enseñanzas tradicionales del hinduismo y el ayurveda, pero también era consciente de las necesidades del mundo moderno. Así que desarrolló toda una práctica de asanas en los años 1930. Los discípulos de Krishnamacharya son probablemente los responsables de que el yoga sea hoy tan conocido (sin menospreciar otros maestros menos conocidos).

La pregunta que nos podemos plantear al fin y al cabo es: ¿qué tienen que ver los asanas modernos que practicamos en una llamada «clase de yoga» con la tradición milenaria del yoga? Si estos ejercicios ya existían en Europa antes de la llegada de Vivekananda y sabiendo que fue Krishnamacharya quien «innovó» para adaptar el yoga a la vida moderna, ¿de qué manera es diferente el yoga del pilates? ¿son las posturas realmente importantes para la filosofía yóguica? ¿para llegar al estado de yoga?

El camino y la vuelta al origen

Debemos preguntarnos por cuál es nuestro fin, cuál es el fin del yoga:

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El yoga es el cese de movimientos de la consciencia. Y a ello podemos llegar de muchas formas distintas: cada tradición milenaria lo explica, el Tao chino, el Zen japonés. Y cada tradición está adaptada a una sociedad con unos principios, con unas costumbres, con unos automatismos propios de cada uno.

En Occidente hemos descubierto que los Asanas nos ayudan a recuperar la consciencia perdida de nuestro cuerpo. A través de los asanas, los occidentales encauzamos nuestra consciencia hacia nosotros mismos, tomamos control de nuestros sentidos (Pratyahara), nos ayudan a concentrarnos (Dharana) y nos permiten preparar nuestro cuerpo para sentarnos cómodamente y meditar (Dhyana). No hay yoga más tradicional que este.

Bienvenidas sean las clases de asanas.

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