Un hombre de negocios que había estado en contacto cercano con un maestro zen durante bastante tiempo, decidió retirarse al monasterio por un tiempo.

Fue a ver al maestro y le pidió permiso para quedarse en el monasterio.
El maestro sonrió y preguntó:

«Cuando te quitaste los zapatos antes de entrar en la habitación, ¿los dejaste a la izquierda o a la derecha de la puerta?»

El hombre de negocios se sorprendió. No tenía idea. Se dio cuenta de que aún no era lo suficientemente consciente como para estar en el monasterio. Hizo una reverencia, agradeció al maestro por la lección y dijo: «Quizás vuelva el próximo año …»

Nota: Este cuento viene de un librito llamado «Thus I have heard, Meditations in Babylon», con historias conpiladas por Asokananda.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *